Las Gaviotas, 10.
Ya sea el cielo azul o las nubes cargadas a punto de bañar la bahía…
Ya sean los grandes buques o las pequeñas embarcaciones de las familias de Castillo…
Ya sea el sonido de la brisa fresca de marzo o de la reconfortante llovizna en un noviembre por la mañana…
Toda esa belleza de la madre tierra se aprecia con deleite desde las terrazas de este apartamento.
Terrazas —porque son dos miradores, uno en cada piso, que perpetúan la vista a la bahía de Cartagena.
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Cuando uno sabe que puede contar con un espacio total de 300m2, es inevitable que eso ponga en marcha la imaginación. Por lo menos, fue claramente lo que ocurrió con sus actuales dueños.
El primer nivel alberga la zona social privada. El recorrido comienza con el comedor, sutilmente separado para propiciar esas charlas en la mesa que merecen confidencialidad.
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Más adelante, el salón se abre en una amplia sala, escenario perfecto para risas compartidas y momentos de relax.
Acomodar los muebles se convierte en un juego apasionante, una licencia para dar rienda suelta a la creatividad. En su versión actual, cuadros y plantas se distribuyen armoniosamente, convirtiendo la sala en una pequeña galería privada donde cada pieza cuenta una historia.
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Y como punto culminante, imponente frente a la bahía, aguarda el bar. La ventana que lo acompaña enmarca el paisaje como un cuadro viviente, arrancando suspiros a los invitados.
El diseño evoca la elegancia de un barco de pleno siglo pasado. La madera reluciente del techo y del bar, junto a la forma curvilínea de la ventana, crean una atmósfera sugestiva, como si estuvieras navegando sobre las aguas de la bahía mientras disfrutas de un trago.
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Pero la experiencia no se limita al interior. Adyacente a la zona social se encuentra la primera terraza, algo como una segunda sala al aire libre.
Imagina desayunar con aquella vista, con la brisa marina como compañera. O celebrar un asado en familia, en la libertad y comodidad de tu propio hogar. Cada momento se tiñe de una magia especial en este espacio novelesco y familiar a la vez.
Y pensar que esto es sólo el comienzo, y que aún queda todo un nivel por descubrir con tus propios ojos…
