H2, 15.

Cómo luce un apartamento de 1 habitación en uno de los edificios insignes de toda Cartagena?

La gema frente a tus ojos responde el interrogante.

Ubicado en el edificio H2, el nuevo propietario de esta propiedad tendrá, más que un edificio, un hotel a su disposición. Y como si no fuera poco, dos específicos atractivos se encuentran a sus pies (literalmente): la playa —ubicada al salir del edificio— y todo un centro comercial, pues el edificio se erige sobre el mall Plaza Bocagrande. Esas son dos de las razones que han contribuido a que los propietarios de esta edificación airbnb-friendly logren alquilar sus apartamentos a turistas internacionales con gran facilidad.

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Ostentando una terraza que se asoma hacia la bahía de Cartagena, las naves de la base naval adornan el paisaje.

Luego, con solo girar la vista hacia la izquierda, hace acto de presencia el centro histórico y sus murallas. Extendiendo la mano parece que lo atesoráramos en la palma de la mano, o casi como si la ciudad amurallada fuera uno de los vecinos del apartamento.

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La sala deja ver que todas sus paredes han sido tocadas con la elegancia de un papel tapiz sobrio. La luz cálida envuelve el espacio y sentarse un momento en los muebles, viendo hacia el balcón, puede provocar una calma tal que los ojos comienzan a cerrarse.

Con su aire centralizado, las temperaturas candentes de Cartagena no son un inconveniente. La entereza del apartamento se aclimata a un ambiente fresco y relajante.

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Qué fascinante es que la cocina sea abierta. Desde ahí, incluso beber un sorbo de agua es un gran momento, observando la infinitud de la bahía.

Mueble para la alacena, barra funcional como comedor y numerosos compartimentos blancos componen un cocina integral, que sin ser la más grande, brinda comodidad en su sencillez.

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En la habitación termina el recorrido. El papel tapiz grisáceo ondulado envuelve el espacio y cuando el atardecer se aproxima, uno que otro rayo naranja se plasma en las paredes. Lo que queda ante nuestros ojos es un espectáculo de luz privado. Como si fuera la recompensa luego de un día ajetreado.

Pero queda completo el descanso en aquel baño sobrio. Una ducha de agua tibia regala la fresa del pastel para la relajación, y de vuelta a la cama, queda solo entregarse a los brazos de Morfeo.

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