Bonaire, 4.
Si se comienza describiendo el edificio, ya se vislumbra la atmósfera que se vive en el apartamento…
Una sola residencia por piso conforma esta edificación tradicional, con encargados de la vigilancia de vieja data y un ascensor que llega directamente al interior de cada apartamento.
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Dejándose llevar por ese ascensor, se llega al cuarto piso del edificio. La sala se extiende hacia la playa, que se encuentra justo en frente. El balcón despejado le concede a sus dueños una brisa que fluye libre, gracias a sus barandas azules.
Con el mismo danzar de la brisa nos transportamos de regreso al living, que presta un espacio a la TV y un espacio al comedor. Ya sea desde el sofá o desde la mesa de los deleites, la playa y sus palmeras saludan.
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La practicidad del apartamento queda bien ejemplificada en la conexión comedor-cocina. A través de un primer acceso, tus creaciones culinarias llegan sin esfuerzo a la mesa, listas para impresionar a los invitados…
Y al mismo tiempo, a través de la segunda puerta, se conecta con la intimidad del corredor hacia los dormitorios.
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El corredor se abre como el pasillo interno de un palacio, hasta dar paso a la primera habitación.
Sugestionado por sus ventanas corredizas, más de uno podría contemplar la idea de transformarla en un gran estudio privado.
Aun optando por esa configuración, todavía quedarían tres acogedoras habitaciones para el uso privado de los miembros de la familia. Sus actuales dueños, siendo un hogar numeroso, prefirieron quedarse con las cuatro habitaciones originales.
De hecho, la versatilidad de estos espacios es lo que ha convertido a este apartamento en el punto de encuentro favorito para reuniones familiares durante años, porque cada invitado encuentra un lugar para sí mismo.
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En aquellos meses cuando los propietarios viajan o residen en su segunda vivienda, han sabido aprovechar el atractivo del apartamento alquilándolo a través de Airbnb.
Familias de todo el mundo han disfrutado de la comodidad de estas habitaciones, cada una con su propio baño privado, deleitándose con la amplitud de los espacios y las vistas a la playa y a los edificios circundantes.
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Más allá de su excelente distribución, este apartamento destaca por la calidad de su construcción. Con cimientos sólidos y materiales nobles que perduran en el tiempo, es un testimonio de una era en la que los edificios se erigían con esmero y visión de futuro.
En virtud de todo esto, quien llegue a poseer las llaves de este hogar tendrá a su disposición 220m2 que podrá remodelar con fantasía, distribuir a gusto, y decorar a su antojo.