Barcelona, Sarrià.
A las afueras del norte de Cartagena, se erige una joya arquitectónica que evoca el espíritu sofisticado del emblemático distrito barcelonés de Sarrià-Sant Gervasi.
Con su ambiente distinguido y su ubicación privilegiada, esta propiedad se posiciona como un refugio de elegancia y exclusividad.
Construida recientemente en 2021, los propietarios no escatimaron en dotarla de un elemento singular: techos revestidos con paneles solares. Este rasgo visionario, que pronto se convertirá en tendencia, hoy es la marca del visionario.
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Cartagena, la hija consentida del sol, recibe con generosidad los rayos del astro rey, y esta casa ha sabido aprovecharlos. La piscina esplendorosa que se extiende en el patio trasero es el complemento perfecto para disfrutar de la calidez del Caribe.
En medio de tanta serenidad, el movimiento más evidente quizás sea el alegre meneo de la cola del perro, que se regocija al ver a sus personas favoritas todas reunidas. El aroma de una parrillada familiar, de la que sabe saldrá beneficiado, y los abrazos de los niños, completan el cuadro de felicidad.
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La imponente puerta de entrada es el umbral que separa el ajetreo exterior de la absoluta privacidad del interior.
Los amplios ventanales polarizados resguardan la intimidad, mientras el aislamiento acústico garantiza un remanso de paz, donde reina una tranquilidad inviolable.
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Así como el Sarrià-Sant Gervasi barcelonés comenzó como lugar predilecto para casas de retiro, este rincón cartagenero ha sido el hogar permanente de sus residentes por años.
El living, con su atmósfera acogedora, es el escenario ideal para recibir a esas amistades selectas, compartiendo veladas a base de cultura y risas.
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Al caer el crepúsculo, la cocina y el comedor se visten de gala bajo una iluminación que evoca un cielo estrellado.
Reunirse alrededor de la mesa es un ritual casi mágico, donde cada detalle ha sido cuidado para crear una experiencia memorable.
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En el piso superior los cuatro dormitorios son mucho más que espacios de descanso…
Cada uno ofrece un refugio privado para la reflexión y el esparcimiento, complementado por un baño interno y un walking closet a medida. Comodidad y funcionalidad en perfecta armonía.
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Y en las mañanas, con una humeante taza de café entre las manos, contemplar el contraste del azul de la piscina con el verde del jardín es un placer que renueva el espíritu.
La mente trabaja por sí sola, y una sonrisa se abre paso en tu cara. Después de un toque de orgullo, te invade una sensación de pura gratitud. Gratitud por tener tu propio remanso tropical —un santuario de privacidad, elegancia y serenidad— a solo un paso de la ciudad.
