Barcelona, Gaudí.
Ya desde el nombre del sector en el que está ubicada, se desprende el carácter vanguardista de esta villa, un auténtico templo para conocedores que mezcla elementos modernos con toques de sobrio clasicismo.
Enclavada en la exclusiva etapa Gaudí de Barcelona (la primera en ser edificada, así como la única actualmente completa en cuanto a estructuras y amenidades comunitarias), la fachada monumental de esta propiedad se impone inevitablemente a la atención de la visita —pero la atención no tarda en convertirse en fascinación…
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Al entrar por la puerta principal, el ingreso impresiona con su doble altura. Sus ventanales se extienden hasta el techo y —como en una catedral gótica del Viejo Mundo— dejan que la luz natural invada el ambiente llenando todos los rincones.
Mientras la mirada encantada de tu visita trata de abrazar la vastedad del foyer, su curiosidad se dirige naturalmente hacia la planta alta. “Qué habrá allá arriba?”, se pregunta al recorrer el pasillo coronado por la lustrosa escalera.
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La sala de estar principal, el lugar perfecto para recibir a tu visita, se presenta como espaciosa y confortable al mismo tiempo. Conversando con personas interesantes en este escenario, podrías perder fácilmente la consciencia del tiempo.
Para ocasiones especiales, las cortinas pueden desplegarse, la puerta-ventana abrirse de par en par, y conectar la sala con la piscina privada ubicada en la terraza. Un espacio finito se vuelve infinito, y nace la atractiva ilusión de encontrarse en uno de esos parties selectos que se dan en las villas californianas.
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Altas vidrieras envuelven el living en sus cuatro lados, haciéndolo el lugar más aireado y vivible de la casa. La luz natural del día —y, más tarde, la táctica iluminación artificial— permiten disfrutar de la vista exterior, haciéndolos sentir parte de algo más grande.
No es fácil encontrar una planta baja tan extensa y a la vez tan bien conectada entre sus varios ambientes. La abertura-separación del living con el ala oeste de la propiedad bien representa la “cohesión organizada” de la que gozará la afortunada familia que se adueñe de esta gema.
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Frente a la puerta-ventana que conduce al patio interior, una segunda, más íntima sala de estar ofrece el teatro perfecto para entretenerse en la lectura o en la conversación antes y después de la comida.
Pero el verdadero protagonista del sector oeste de la casa es el comedor —amplio, luminoso, y estratégicamente conectado con la cocina.
Acomodados alrededor de la mesa decorada, los invitados esperan con trepidación la próxima magia gastronómica que aparecerá desde el umbral de la cocina. Cada artista culinario sabe cómo crear ese irresistible efecto de anticipación. Finalmente, sus miradas expectantes confluyen en ti y en tu última creación.
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La piscina privada es un sobrio ejemplo de elegancia clásica. Enmarcada en piedra, recuerda los baños termales que sólo los más poderosos exponentes de la aristocracia romana podían lucir en sus villas.
Un lugar pacífico donde librarte del estrés acumulado durante el día y concederte ese preciado momento de quietud que es sólo para ti.
En otros momentos, una ocasión de unión familiar, donde incluso los más pequeños tienen un espacio a su medida donde chapotear jovialmente en total seguridad.
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Pero aún no hemos hablado de la amplia corona verde que rodea la construcción, cubriendo un 80% de la superficie de la propiedad: su suntuoso jardín.
En el día, teatro de infinitos juegos de fantasía para tus niños. En la noche, escenografía vibrante de tu vida social, desde pequeñas celebraciones íntimas con tu alma gemela hasta grandes reuniones memorables con viejos y nuevos amigos.
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La comodidad de esta gran casa espaciosa y a la vez acogedora es innegable, tanto como su prestigio. Pero tú no tienes por qué conformarte ni siquiera con eso.
De hecho, sus 1.050 m2 de lote dejan abiertas intrigantes posibilidades de ampliación que solo el alcance de tu gusto y aspiración podrán definir.